El grupo de investigación Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza acaba de describir por primera vez el dinosaurio comedor de plantas más pequeño de España. Esta identificación, que recoge la revista científica Palevol, ha sido posible gracias al análisis de 104 restos de un único individuo, el esqueleto más completo de un dinosaurio ornitópodo encontrado en España. Gideonmantellia, con una longitud de apenas dos metros y 20 kilos de peso en edad adulta, y una antigüedad de 130 millones de años, correspondería a un ágil y veloz dinosaurio, adaptado a correr rápido para poder escapar de los depredadores al carecer de escudo defensivo, a modo de gacela del Cretácico.
Los fósiles del nuevo dinosaurio Gideonmantellia amosanjuanae fueron hallados en 1982 en la localidad turolense de Galve. En concreto, se trata del cuarto dinosaurio descrito en este municipio, (tras Aragosaurus, Galvesaurus y Delapparentia), lo que la convierte en el núcleo más importante de Europa continental, en cuanto al número de dinosaurios (sin contar las aves) descritos. Desde hace más de 15 años, los fósiles se encuentran expuestos en el Museo de dicho municipio, donde se le conoce como El Hipsi de Galve.
La investigación de estos restos fósiles, dirigida por José Ignacio Canudo, coordinador del grupo de investigación Aragosaurus-IUCA, ha permitido descubrir que, en realidad, se trata de un dinosaurio nuevo, al presentar una morfología única en los huesos de la cadera y del comienzo de la cola, no descrita en ningún otro dinosaurio.
Entre los fósiles se han encontrado vértebras, parte de la cadera y del miembro trasero, incluyendo un pie prácticamente completo. Sin embargo, no se recuperó nada del cráneo, aunque dientes aislados de otros yacimientos podrían pertenecer a este dinosaurio.
La reconstrucción realizada a partir de los huesos conservados permite apuntar una longitud de más de un metro. El ejemplar es inmaduro, y no habría dejado totalmente de crecer, por lo que en su etapa como adulto podría ser algo mayor y llegar a alcanzar 2 metros de largo y pesar unos 20 kilogramos. Acostumbrados a dinosaurios gigantes, este pequeño dinosaurio es una novedad en España y permite tener una visión del mundo del Mesozoico, con grandes y pequeños vertebrados.
Restos hallados por José María Herrero
Los restos de Gideonmantellia fueron encontrados en la década de los 80 por José María Herrero, uno de los precursores de la recogida de fósiles en España, junto a su hijo, en el yacimiento Poyales Barranco Canales. José María, recientemente fallecido, es el alma mater del descubrimiento de muchos de los fósiles de dinosaurio de Galve, que le han otorgado fama a este pequeño pueblo de Teruel.
Gideonmantellia se encontró en unas arcillas rojas del Cretácico Inferior (Barremiense inferior), con una antigüedad de unos 130 millones de años. Se trata del segundo dinosaurio de esta edad descrito en España, ya que el primero también se encontró en Galve (Delapparentia) y fue estudiado por José Ignacio Ruiz Omeñaca. Los restos de Gideonmantellia, recuperados por José María y estudiados por la Universidad de Zaragoza, son los únicos que se conocen, ya que el yacimiento fue destruido por la labor de una mina cercana de extracción de arcillas.
La ausencia de la cabeza ha hecho difícil estudiar a Gideonmantellia. Estudios anteriores han clasificado a este dinosaurio con nombres de especies conocidas en otras partes de Europa, la más significativa es con una de la Isla de Wight (Inglaterra) llamada Hypsilophodon. Esta similitud con dinosaurios ingleses permitiría apuntar a la existencia de una conexión terrestre entre estos espacios geográficos, que favorecería la movilidad de estos ejemplares.
El nombre de Gideonmantellia amosanjuanae es un homenaje a Gideon Mantell, naturalista inglés y uno de los padres de la investigación en dinosaurios. Mantell vivió en el siglo XIX y fue el primero en describir y figurar un fósil de hipsilofodóntido en 1849. La segunda parte del nombre amosanjuanae honra a la joven investigadora María Olga Amo Sanjuán del grupo Aragosaurus que falleció por enfermedad en octubre del 2002 durante la realización de su tesis doctoral sobre las cáscaras de huevo del Cretácico Inferior de Galve.