La crisis económica podría llegar a desencadenar un nuevo repunte en las tasas de obesidad actuales, debido a la influencia de una creciente inseguridad alimentaria y de la incorporación de patrones dietéticos perjudiciales para la salud. Así lo ha advertido Luis Moreno, el catedrático y coordinador principal del grupo de investigación GENUD de la Universidad de Zaragoza, durante la presentación de un Workshop de la Fundación Iberoamericana de Nutrición y de la XIV edición del Congreso de la Sociedad Española de Nutrición (SEN), que se celebran estos días en la capital aragonesa con la asistencia de 300 expertos.
La posibilidad de que la recesión pueda aumentar la ingesta de alimentos calórica ante la incertidumbre de una dieta escasa en el futuro rompería con la estabilización de los índices de obesidad que se han detectado recientemente entre la población aragonesa en la última década, según revelan dos estudios realizados en Aragón entre 700 adolescentes por el grupo GENUD.
Precisamente, los índices de masa corporal y de grasa corporal demuestran una cierta estabilización de las altas tasas de obesidad que se registraron en los años 90. Estos resultados obtenidos en el estudio AVENA, entre el 2000 y el 2002, sobre una muestra de 350 jóvenes, y en el estudio HELENA, entre el 2006 y el 2007, sobre un colectivo de tamaño similar, señalan que la obesidad se ha estabilizado, al menos, hasta el 2008, momento en que concluye el estudio y estalla la crisis económica en España. En concreto, en los varones el índice de masa corporal fue de 21.6 kg/m2 (metros cuadrado) en 2000-2002 y 21.3 Kg/m2, en 2007-2007. En las mujeres se produjo incluso una ligera disminución desde 21.7 a 20.9 kg/m2.
Luis Moreno --presidente además del comité científico del congreso de la SEN-- ha presentado estos datos hoy en una rueda de prensa celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, en la que ha subrayado que la inseguridad alimentaria puede provocar una mayor ingesta de comida, especialmente en el día a día de las familias con pocos recursos económicos, en las que no es posible garantizar una adecuada dieta a corto plazo.
Este tema también será analizado por los expertos que estos días asisten al congreso de la SEN que, en esta edición, gira en torno al tema: Hacia la salud a través de una buena alimentación, y en el que no solo se busca compartir los últimos avances científicos en materia de Nutrición sino también planificar el futuro de la sociedad actual.
La actividad física y la insulina
Otro de los temas que desde el grupo de investigación aragonés GENUD, con datos procedentes del estudio HELENA, va a presentarse en este congreso es la relación de la actividad física sobre la insulina, como precursora de la diabetes. En un trabajo coordinado por David Jiménez, investigador Juan de la Cierva del grupo GENUD de la Universidad de Zaragoza, se ha encontrado que, tras estudiar a más de 1.000 adolescentes, aquellos que poseían unos mayores niveles de actividad física, sobre todo la catalogada de intensidad vigorosa o intensa, también poseían menores niveles de la llamada resistencia a la insulina (que precede diabetes tipo 2 y síndrome metabólico). Esta relación parece cobrar especial interés en chicas adolescentes cuya capacidad aeróbica es baja pues mayores niveles de actividad pueden protegerlas más.
En la actualidad obesidad, síndrome metabólico y diabetes tipo 2 se han convertido en fuertes problemas para la población y en particular para los adolescentes. De hecho, el fenómeno conocido como Resistencia a la Insulina es el precursor de estos problemas en muchos casos. Sin embargo, la actividad física parece ser una buena opción para tratar al menos en parte muchos de estos problemas relacionados con la salud.
Ingesta de lácteos y enfermedad cardiovascular
Por otro lado, durante el congreso, Silvia Bel, investigadora del grupo GENUD, diplomada en Nutrición Humana y Dietética y Licenciada en Ciencia y Tecnología de Alimentos, revelará que la ingesta de leche y productos lácteos es inversamente proporcional a la patología cardiovascular en adolescentes europeos.
La obesidad, la hipertensión, la resistencia a la insulina, la intolerancia a la glucosa y la dyslipidemia (alteración de los lípidos plasmáticos) son conocidos como factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV). El estudio recogió datos sobre la circunferencia de cintura, resistencia a la insulina, triglicéridos, cociente colesterol total/HDL-c (índice aterogénico), tensión sistólica, pliegues cutáneos (bicipital, tricipital, subescapular, suprailiaco), capacidad aeróbica y se valoró la dieta en 511 (49,9% chicos) adolescentes (12,5-17,5 años) que participaron en el estudio transversal del proyecto HELENA (2006-2007).
La investigación demuestra que el indicador de riesgo de eventos cardiovasculares (ECV) era significativamente menor en las chicas con mayor ingesta de leche. Además, aquellas adolescentes con menor ingesta de productos lácteos mostraron de forma significativa una mayor circunferencia de cintura y suma de pliegues cutáneos. Estas diferencias se hicieron aún mayores cuando se examinó el efecto combinado de la ingesta de leche y productos lácteos. Sin embargo, no se observaron diferencias significativas entre los chicos para ninguno de los factores de riesgo de ECV.
Una programación completa en el congreso