Colaboran con arqueólogos, historiadores y museólogos para conocer las características materiales de bienes artísticos y patrimoniales
Sus trabajos con espectrómetro de rayos X portátil han permitido saber que las monedas romanas acuñadas en el Conventus Caesaraugustanus usaban también mineral del Pirineo Aragón o que los pigmentos de la Cena de Emaús del Museo Diocesano de Huesca son compatibles con los usados por Caravaggio y su escuela
La caracterización de piezas arqueológicas en el Museo de Zaragoza y el Museo Provincial de Huesca, el estudio de las minas olvidadas de Sobrarbe, o el de la conservación de las pinturas rupestres de los abrigos del río Vero forman parte también de sus trabajos
Pablo Martín Ramos y José Antonio Cuchí son profesores del área de Ingeniería Agroforestal en la Escuela Politécnica Superior del Campus de Huesca. Sin embargo, bajo ese membrete estos especialistas de la Universidad de Zaragoza esconden unos perfiles formativos e investigadores de amplio espectro que les han permitido, trabajar en aspectos tan variados como como la aplicación de nuevos materiales a la agricultura, la generación de hidrógeno, la valorización de residuos agroforestales o el impacto del cambio climático, en el caso del primero; o en la calidad del agua, los riegos y las políticas hidráulicas, aspectos de la geología o geofísica pirenaica o el desarrollo de herramientas de comunicación en entornos hostiles, en el del segundo. Y además de todo eso llevan años aplicando sus respectivos conocimientos en Tecnologías de la Información e Ingeniería de Materiales o en Geología y Química a los estudios del patrimonio. En este campo han formado recientemente un equipo móvil para analizar in situ, mediante rayos X, bienes artísticos e históricos, y, a partir de sus características materiales, en colaboración con arqueólogos, historiadores o técnicos de museos e instituciones culturales, arrojar luz sobre aspectos de nuestro pasado o sobre sus necesidades de conservación actuales.
Un espectrómetro portátil, financiado por la Fundación BBVA dentro del programa Becas Leonardo, les ha permitido, sin necesidad de trasladar los bienes, extraer información de la composición de lienzos, pinturas rupestres, monedas u otros materiales, tanto en espacios naturales como en monumentos o en espacios museísticos.
“Esta tecnología”, explica Martín-Ramos, “permite realizar un análisis elemental de forma muy rápida y no destructiva: nos dice, en un tiempo de entre uno y dos minutos para cada medida, qué elementos químicos están presentes en una muestra y en qué porcentaje está cada uno”. El espectrómetro manda un haz de rayos X hacia la muestra y según la radiación que vuelve hacia el detector ofrece esa información. “Esto nos permite trabajar en proyectos muy variados que están unidos por un mismo hilo conductor: recuperar y poner en valor el patrimonio aragonés”, añade el investigador del Campus de Huesca.
Los estudios realizados han permitido saber, por ejemplo, que las monedas romanas acuñadas en la demarcación romana del Conventus Caesaraugustanus usaban también mineral del territorio del actual de Aragón, procedente del Pirineo central y de la zona del Moncayo, en el Sistema Ibérico, y no sólo del sur de la Península, de la zona de Cartagena y Mazarrón, como habían dado por sentado algunos autores. Para realizar este estudio, elaborado en colaboración con Isidro Aguilera, director del Museo de Zaragoza, y Jesús Martín Gil, de la Universidad de Valladolid, se ha analizado tanto la composición química de las monedas como su huella isotópica, para saber de dónde venía el material con que se fabricaban. Este trabajo ha sido publicado por la revista Journal of Archeological Science.
También han podido confirmar que los pigmentos de la pintura Los discípulos de Emaús o Cena de Emaús, considerada copia de la obra de Caravaggio, son compatibles con los usados por el pintor italiano y su escuela. El estudio de este cuadro, procedente de la Ermita de Las Mártires de Huesca y que custodia el Museo Diocesano de la capital altoaragonesa, se ha realizado junto a técnicos de esta institución y especialistas de otras entidades y ha sido recogido por la revista Argensola.
El estado de conservación de las pinturas rupestres de los abrigos del río Vero, en Huesca, ha sido, a partir de 2019, otro de los proyectos en que se han implicado. Analizar el estado de alteración de los pigmentos usados en estas pinturas que han estado expuestas a los efectos del clima o de la presencia humana, identificar los factores de deterioro y estudiar medidas que puedan paliarlo han sido los objetivos de este trabajo realizado en colaboración con arqueólogos, ingenieros y otros especialistas de distintas instituciones.
Actualmente trabajan en la caracterización de piezas arqueológicas en el Museo Provincial de Huesca y del Museo de Zaragoza, o, encolaboración conm historiadores del arte de Unizar, en la composición de piezas de la Seo de la capital aragonesa, que está siendo restauradas -explica Martín Ramos- para ser expuestas en la muestra Las Edades del Hombre.
También han iniciado el estudio de las minas olvidadas de Sobrarbe, que se inscribe en un estudio de la historia de la minería de Aragón que promueve el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. En esta investigación, que realizan con la colaboración de deportistas del grupo de espeleología de Sobrarbe, se utiliza el espectrómetro para identificar los minerales que se extraían, sus características y calidades.
Fotografías:
Los investigadores del Campus de Huesca trabajando en el cuadro Los discípulos de Emaús el Museo Diocesano de Huesca
Martín Ramos y Cuchí, junto a Rosa Berges, del Parque Cultural Río Vero, en el abrigo de Chimiachas
Martín Ramos y Cuchí en el estudio de una pieza de la Seo de Zaragoza
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