El Protocolo, que tiene como ámbito de actuación a toda la comunidad universitaria, se organiza en tres niveles diferentes pero complementarios de intervención. La intervención primaria, que tiene que ver con la prevención del acoso a través de la sensibilización, la formación y la promoción de una cultura de respeto hacia la igualdad de género y la diversidad afectivo sexual. La intervención secundaria, organizada en torno a la detección e intervención en el acoso oculto que se pueda detectar a través de las medidas de intervención primaria o de actuaciones específicas. Por último, la intervención terciaria, que trata de articular la actuación, respuesta y seguimiento ante los casos de acoso, tanto acompañando y atendiendo a la víctima como actuando sobre la persona responsable de las conductas relacionadas con el acoso.
Como novedades fundamentales que presenta este documento respecto al Protocolo antiguo cabe destacar la inclusión expresa del acoso por orientación sexual, expresión o identidad de género con el objetivo de atender también las necesidades del colectivo LGTBI+, la creación de una Oficina de Prevención y Respuesta ante el Acoso (OPRA) con sede en la Residencia de Profesores del campus San Francisco para preservar la intimidad de las víctimas, y que se organizará en dos grandes líneas de actuación, una dirigida a la prevención y la otra al desarrollo de la respuesta ante los casos de acoso conocidos, la definición clara de los órganos y unidades responsables de cada una de las partes del proceso, el compromiso de la Universidad de mantener y sufragar el apoyo a la víctima hasta su recuperación, y la implementación de un Plan de Formación en prevención del acoso destinado a toda la comunidad universitaria y, en especial, a las personas que ostentan cargos de responsabilidad. Por ello, el rector y el equipo de dirección de la Universidad de Zaragoza han recibido hoy su primera sesión de formación, que se extenderá en febrero a decanos y directores de Centros y órganos directivos unipersonales, y en marzo al Personal de Administración y Servicios y al Consejo de Estudiantes de la institución aragonesa.
Como ha declarado el rector, el ámbito de aplicación de este protocolo es muy amplio, ya que engloba a las cerca de 40.000 personas que forman parte de la Universidad de Zaragoza, es decir, a profesores, investigadores, personal de administración y servicios, estudiantes propios de la institución, pero también atiende a los casos que puedan darse con conferenciantes, miembros de tribunales, personal de estudios propios, trabajadores de empresas contratadas, tutores de prácticas, etc. Por eso, el rector ha querido destacar que el protocolo es aplicable a una comunidad muy amplia y heterogénea y va más allá de las relaciones laborales.
El Protocolo se revisará cada seis meses con el fin de realizar las modificaciones que se consideren oportunas y cada curso académico se elaborará un informe sobre las diferentes actuaciones y casos, manteniendo en todo momento el anonimato de las personas implicadas.