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RECONOCIMIENTOS
Concha Lomba pronuncia su discurso de ingreso en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis
Concha Lomba Serrano, catedrática de Historia del Arte y directora del Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH), pronunció ayer, a las 18:30 h, su discurso de ingreso como Académica de Número en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis en una recepción pública celebrada en el Salón de Sesiones de esta institución. Respondió en nombre de la Real Corporación el Académico de Número Wifredo Rincón García y clausuró el acto el discurso institucional del presidente de la Academia, Domingo Buesa Conde.
Comenzó Concha Lomba su intervención destacando el papel relevante que desempeña el territorio aragonés en la cultura global y expresando su deseo de que su discurso fuera útil para la historia de las academias de Bellas Artes. Bajo el título “Las mujeres y las academias de Bellas Artes”, realizó un recorrido y análisis del papel desempeñado por las féminas en estas instituciones a lo lardo de la historia y a nivel internacional, centrándose más específicamente en el ámbito español.
Cuando la Ilustración alcanzó su máximo estadio, en la segunda mitad del siglo XVIII, las principales ciudades europeas fundaron una serie de academias destinadas a fomentar el arte contemporáneo. En estas, la presencia femenina era superior a la de las academias de otras materias como la Medicina o la Literatura. Aun así, las mujeres no podían asistir a determinadas clases como, por ejemplo, las de anatomía, puesto que el decoro no permitía que contemplaran el desnudo de los varones. De esta manera, las artistas no poseían el mismo acceso a la formación que los artistas y se veían obligadas también a sortear obstáculos en las exposiciones temporales organizadas por las academias, además de no poder utilizar los mismos formatos y técnicas que sus compañeros varones.
Las academias de Bellas Artes en España
En España, uno de los países más avanzados en materia estética desde el Renacimiento, había presencia de academias privadas desde comienzos del siglo XVII con la Academia madrileña como precursora, en 1606. “Estas academias fueron pioneras en materia de género, las mujeres formaron parte al poco de su creación, grandes damas de la aristocracia o artistas ‘aficionadas’ provenientes de familias cultivadas, pero siempre con una presencia menos relevante que la de los varones”, puntualizó Lomba.
La Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, que va camino de su tercer centenario, fue fundada en el verano de 1792 por Carlos IV “con un número de ingresos femeninos nada desdeñable”, prosiguió. La primera mujer en esta Real Academia fue M.ª Josefa Alonso Pimentel y Téllez-Girón, duquesa de Osuna, y a ella le siguieron otras aristócratas y artistas de la época como Cayetana María Cerda, duquesa de Alburquerque, María Teresa Ballabriga y Rozas o la célebre hijastra de Francisco de Goya, Rosario Weiss. “De ellas conocemos que no estaban contentas con los temas que se les asignaban y que eran duchas pintando escenas mitológicas, por ejemplo. Está claro que la calidad intelectual y artística seguía teniendo género y, desde luego, este era masculino”.
En la actualidad, las instituciones se han ido transformando y la sociedad ha avanzado en materia de género. Las creadoras gozan ya de una independencia profesional y las nuevas academias abandonan paulatinamente los prejuicios de género. Sin embargo, las mujeres académicas continúan siendo una gran minoría.