INVESTIGACIÓN Y TRANSFERENCIA
CÁTEDRAS
La Cátedra Cementerio de Torrero «También somos ciudad» finaliza su II Ciclo de Conferencias con una sobre Arte en el cementerio de Torrero, a cargo de la Dra. Mónica Vázquez
El próximo viernes, 16 de junio, a las 19 h., finalizará el II Ciclo de Conferencias de la Cátedra Cementerio de Torrero «También somos ciudad», creada por la Universidad de Zaragoza y el Ayuntamiento de Zaragoza y dirigida por el Dr. D. Eliseo Serrano. El ciclo tiene por título La Muerte: Historia, Arte, Memoria. La conferencia tendrá lugar en el Aula Magna del Paraninfo.
La cuarta conferencia del ciclo, titulada «Arte en el cementerio de Torrero», estará a cargo de la Dra. D.ª Mónica Vázquez Astorga. Es licenciada en Filosofía y Letras (Geografía e Historia) (1996) por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, y Doctora en Filosofía y Letras (División de Geografía e Historia, Sección de Historia del Arte) (2005) por la misma Facultad, con la tesis titulada José Borobio Ojeda (1907-1984): formación, actividad artística y contribución a la arquitectura aragonesa contemporánea.
Actualmente, es profesora titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza y miembro del Instituto Universitario de Patrimonio y Humanidades. Dedica su investigación al arte y cultura de época contemporánea y, especialmente, a la arquitectura. Al mismo tiempo, se ha ocupado en sus estudios de otros artistas y arquitectos, así como de varias de las manifestaciones artísticas de los siglos XIX y XX (arte del cartel, humor gráfico y mundo del dibujo y sus protagonistas, entre otras). En los últimos años ha centrado su interés investigador en el estudio y puesta en valor de la arquitectura escolar (especialmente, en Aragón) y de los cafés históricos europeos como espacios para la sociabilidad pública, campos en los que ha realizado varias publicaciones científicas en forma de libros, capítulos de libros y artículos.
El cementerio de Torrero, a través de sus monumentos artísticos, es escenario del florecimiento vivido en Zaragoza, a nivel económico, social y cultural, en el período comprendido entre el último tercio del siglo XIX y el primero de la siguiente centuria. Fue entonces cuando la oferta funeraria experimentó una progresiva diversificación, apareciendo mausoleos y capillas para las familias más pudientes, sepulturas perpetuas y de alquiler con categorías cada vez más pormenorizadas.
Los monumentos artísticos del cementerio de Torrero dan forma al recuerdo, al pasado, al vacío, a la ausencia. Su intención es perpetuar al difunto y a su familia. A través de ellos queda reflejada la asimilación, por parte de la alta sociedad zaragozana, de una idea solemne de las prácticas funerarias, y la evolución de las artes en esa época.