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Descrito por primera vez el continente oculto de Zelandia

Laia Alegret, micropaleontóloga de la Universidad de Zaragoza, es la única científica española en la expedición científica al continente sumergido en el Pacífico

La investigadora del IUCA ha contribuido al estudio de los más de 8.000 microfósiles con resultados asombrosos

(Zaragoza, miércoles, 25 de octubre de 2017).  El papel científico de la Universidad de Zaragoza quedará unido para siempre en la descripción del continente oculto de Zelandia, sumergido en las aguas del Océano Pacífico y desgajado de Australia y la Antártida hace 80 millones de años. 
 
Y lo hará de la mano de Laia Alegret, micropaleontóloga del Instituto Universitario de Ciencias Ambientales de la Universidad de Zaragoza y la única científica española en la tripulación que durante dos meses ha participado junto a otros 31 científicos en la expedición científica al océano Pacífico a bordo del buque de perforación Joides Resolution. Es además la primera vez que un miembro de la Universidad de Zaragoza participa en el prestigioso programa de perforación oceánica International Ocean Discovery Program (IODP), que ha financiado la expedición con más de 12 millones de euros.
 
Ahora, ya de vuelta a su laboratorio en Geológicas en el campus de San Francisco de Zaragoza, ha comenzado a analizar los microfósiles obtenidos en seis perforaciones del fondo marino del nuevo continente, que con una superficie sumergida de unos 5 millones de kilómetros cuadrados, solo emergen Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.
 
Estos primeros análisis de las muestras ya comenzaron durante la expedición. “Los resultados de estos primeros estudios han sido asombrosos porque han cambiado lo poco que se sabía sobre este continente oculto”, explica Laia Alegret. 
 
“Nos han permitido conocer qué aspecto tenía hace millones de años, cómo evolucionó como un continente independiente tras separarse de Australia y la Antártida hace 80 millones de años, cómo cambió la profundidad de sus mares a lo largo del tiempo, en qué momentos emergió y se hundió, condicionando las migraciones de las especies, las corrientes oceánicas y el clima global. Además, se ha podido precisar el movimiento de las placas tectónicas, que parece tener relación con la formación del Anillo de Fuego del Pacífico. Estos resultados aportan información sobre el cambio climático y sobre procesos geológicos fundamentales, con implicaciones en la prevención de riesgos geológicos como el vulcanismo o los terremotos”, apunta muy satisfecha.
 
En este viaje científico se han realizado sondeos en el fondo marino en seis puntos del Pacífico suroeste, en el Mar de Tasmania. Se han recuperado más de 2,5 km de sondeos que contienen los sedimentos depositados en Zelandia durante los últimos 70 millones de años, y en los que han quedado registrados no sólo los movimientos de las placas tectónicas y la evolución de este continente, sino también los cambios climáticos globales.
 
El balance de la expedición es muy positivo, porque a pesar de los contratiempos técnicos, médicos y meteorológicos, se han alcanzado los objetivos planteados. Alegret, que ha participado como paleontóloga, ha contribuido al estudio de los más de 8.000 microfósiles que se han hallado en los estudios preliminares. “Y esto constituye simplemente un análisis previo para poder planificar los estudios detallados que llevaremos a cabo durante los próximos años”, subraya la investigadora del IUCA y anuncia que “en enero de 2018 realizaremos los muestreos detallados de los sondeos en las instalaciones del IODP en College Station, Texas”.
 
Las muestras seleccionadas por Alegret serán estudiadas en la Universidad de Zaragoza, lo cual revierte sobre la ciencia en España. En colaboración con grupos de investigación internacionales, se prevé publicar los primeros resultados a lo largo de 2018.
 
Laia Alegret es paleontóloga, pertenece al Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza y es miembro del Grupo del IUCA que investiga la extinción y reconstrucción paleoambiental desde el Cretácido al Cuaternario. Su experiencia en el estudio de fósiles microscópicos permitió que fuera seleccionada para esta expedición.