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El confinamiento aumenta el estrés y la ansiedad en las mujeres e intensifica la brecha de género en las familias

Un estudio del grupo Educaviva de la Universidad de Zaragoza ha analizado el impacto social, psicológico y educativo en familias y universitarios derivado del estado de alarma

El cuidado de personas mayores o familiares enfermos sigue siendo tarea casi exclusiva de las féminas al igual que el control de tareas escolares de sus hijos

Se intensifica la brecha de género con mujeres mejor formadas, pero con mayores índices de desempleo y precariedad laboral que los varones

(Zaragoza, lunes, 8 de junio de 2020). El confinamiento por la covid-19 ha intensificado la brecha de género en las familias aragonesas. Las mujeres, mejor formadas, pero con mayor índice de desempleo y precariedad laboral que los varones, han incrementado su carga de estrés y ansiedad durante el confinamiento, al asumir casi en exclusiva el cuidado de personas mayores o familiares enfermos y el control de tareas escolares de sus hijos. No obstante, la figura materna sale reforzada como elemento de unión y sostén de la familia a la hora de superar las dificultades, y con un incremento de la empatía cognitiva, como referente de los hijos que conviven en el hogar independientemente de la edad.
 
Estas son algunas de las conclusiones obtenidas por los investigadores Alberto Quílez, Raquel Lozano, Tatiana Íñiguez y Alejandra Cortés del grupo Educaviva de la Universidad de Zaragoza con el estudio realizado sobre el impacto social, educativo y psicológico en familias y universitarios de la comunidad autónoma de Aragón derivado del estado de alarma.
 
La investigación, que comenzó a mediados de marzo, ha analizado las variables sociodemográficas (tipo de familia, empleo, vivienda, ayuda a tareas escolares, tareas del hogar, consumo de TV e Internet, etc.), y sus posibles efectos en los niveles de ansiedad y de empatía que se han producido durante este periodo.
 
La muestra fue aleatoria y contó con 522 participantes, que fueron codificados como familia, docente o estudiantes universitarios. Para la investigación se han utilizado cuestionarios de tres tipos: Cuestionario de datos demográficos y socioeducativos ad hoc de elaboración propia, el Inventario de ansiedad de Beck (BAI) y la Escala de empatía cognitiva EQ Empaty Quotiente.
 
El estudio sociodemográfico de las familias durante el estado de alarma muestra que las madres poseen estudios más elevados y en mayor número que los padres. No obstante, este hecho no se ve reflejado en la situación laboral de ellas que presentan mayores tasas de temporalidad, desempleo y ocupación en las tareas del hogar. En cambio, tanto el teletrabajo como encontrarse en un ERTE se reparte equitativamente.
 
Reparto de tareas
El control parental o la atención a las tareas escolares de los hijos recae mayoritariamente en la figura materna lo que unido a la realización de las tareas del hogar (a pesar de que en esta situación ha aumentado el reparto de tareas) produce un incremento de la ansiedad y mejora la empatía en la figura femenina. A estas variables se unen los metros habitables de vivienda, la existencia de jardín o terraza, el aumento de consumo televisivo y de internet y el incremento de conflictos familiares como consecuencia del tipo de convivencia al que se han visto abocados durante el confinamiento
 
Ansiedad y empatía
El análisis de ansiedad y empatía es coherente con lo obtenido en el estudio sociodemográfico. Hay un aumento de los niveles de ansiedad sobre todo en el sexo femenino tanto en las familias como en los universitarios. Dentro de las familias la ansiedad se explica por el aumento del consumo de internet, conflictos familiares y la ayuda a las tareas escolares de los hijos, y en los universitarios por el tipo de hogar y el aumento de consumo de TV. En cuanto a la empatía se incrementa dentro del hogar y en los universitarios en función de las horas de teletrabajo de la madre y la ayuda a personas fuera del hogar.
 
Jóvenes universitarios
Los estudiantes universitarios, mayormente conformados por población adulta joven, son una de las poblaciones que más ha padecido los trastornos psicosociales. Es esta situación, la figura materna ha sido un anclaje fundamental. Se ha mejorado la comunicación familiar generando una corriente de empatía hacia las progenitoras con mayor permanencia física en el hogar. Si bien, los estudiantes que han adquirido a su vez el rol de cuidador han mostrado una elevada ansiedad y una menor empatía. Por otro lado, el incremento de niveles de ansiedad en las universitarias posiblemente se deba a una mayor implicación en las tareas del hogar y en el cuidado de hermanos y mayores.
 
Los hallazgos de la investigación realizada ponen de relieve la vulnerabilidad de la sociedad (sentimientos, esperanzas o miedos) ante una situación emergente como ha sido la pandemia por la covid-19. Familias y estudiantes han tenido que adaptarse y reinventarse para hacer frente a esta situación. Las familias han respondido aunando las tareas de crianzacon las de cuidado de enfermos y las de apoyo educativo a sus hijos. Las familias aragonesas han mostrado su solidaridad con la población más vulnerable a la vez que hacían frente a síntomas ansiosos. Del estudio se desprende la necesidad de establecer planes de conciliación familiar y acelerar la implementación de medidas para alcanzar una mayor proporción en la igualdad de género.
 
Iniciativa: “LibrosQueUnen”
 
Además, estos mismos investigadores forman parte de manera transversal de otra de las iniciativas “anti-covid” surgidas en Aragón, “LibrosQueUnen”. Encuentros de tertulias dialógicas para salvar la brecha digital en familias aragonesas. La Universidad de Zaragoza colabora en este proyecto junto a otras empresas, instituciones y facultades como el Gobierno de Aragón, AEDIPA, Plena Inclusión Aragón y Plataforma del voluntariado de Aragón entre otras.
 
 

Se adjunta una imagen conjunta. De izquierda a derecha: Alberto Quílez y Alejandra Cortés (arriba) y Tatiana Iñiguez y Raquel Lozano (abajo).
 
Y fotografías de los autores por separado y posando juntos en la puerta de la Facultad de Educación.
 
 
 
 
ANEXO
Sobre los investigadores autores:  
 
Alberto Quílez Robres: Profesor asociado en el área de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Zaragoza. Investigador colaborador del Grupo Educaviva. Maestro de Educación Primaria y miembro del Equipo de Orientación en el colegio Sagrado Corazón Moncayo. Graduado en Maestro de Educación Primaria, con las menciones de Educación Física y Enseñanza de la Lengua Inglesa. Máster en Neuropsicología y Educación. @alkirova82
 
Raquel Lozano Blasco: Maestra de Educación Primaria e Infantil, con las menciones de Audición y Lenguaje y Pedagogía Terapéutica. Investigadora del Grupo Educaviva de la Universidad de Zaragoza.
 
Tatiana Iñiguez: Doctora en Sociología por la Universidad de Zaragoza. Es profesora en el Departamento de Psicología y Sociología de la Facultad de Educación de esa misma universidad. Investigadora en el Grupo de EDUCAVIVA (financiado por el Gobierno de Aragón). Editora adjunta de la Revista Internacional de Sociología de la Educación. @TatiIniguez
 
Alejandra Cortés Pascual: Profesora Titular de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. Vicedecana de Innovación, Investigación y Comunicación del propio centro. Directora del Máster en Educación Socioemocional para el desarrollo personal y profesional y del Máster Universitario de Aprendizaje a lo largo de la vida: Iniciación a la investigación. Investigadora Permanente de la Cátedra UNESCO sobre Valores y Comunicación. Directora de la primera Cátedra en educación de la Universidad de Zaragoza, Innovación Educativa Juan de Lanuza. @AleCortPas