El llamado WDC introduce el esquema alternativo de seguimiento de automóviles de WaveDriving (WD), enfatizando la importancia de “conducir para mantener la inercia”, en lugar de mantener una distancia de seguridad constante.
Por lo tanto, un vehículo que sigue a otro y mantiene la distancia de seguridad trasmite y agranda las perturbaciones, las oscilaciones del vehículo líder (pensemos en una hora punta con arranques y frenadas). Pero un conductor que sigue a otro y anticipa esas oscilaciones, mantiene la misma velocidad media que este, pero aumenta la distancia de seguimiento de forma que consigue que su velocidad media sea igual a la del primero, pero prácticamente uniforme. Ese conductor cambia un patrón oscilatorio en un patrón de velocidad constante y todos los que transitan tras él, circulan ahora sin acelerar-frenar: ese conductor ha estabilizado el tráfico y ha eliminado la congestión.
El objetivo de la conducción armónica es enseñar a los participantes cómo evitar generar atascos de tráfico mediante comportamientos adaptativos. Para ello, desafía el concepto convencional de distancia de seguridad, destacando el papel de los conductores en la creación de ondas de tráfico y congestión.
Antonio Fernández Rayón, director de Formación de Alsa, destaca que «los alumnos del curso participan de forma pasiva y activa, ya que el programa consiste en un conjunto de tutoriales y de módulos de práctica en un simulador de conducción vía web”. Tras cinco módulos, se incluye un último módulo de evaluación para determinar si se ha obtenido transferencia de aprendizaje tras realizar el curso.
El curso marca un hito significativo en la colaboración entre empresas privadas, Alsa e Impactware, y una institución académica, la Universidad de Zaragoza, ejemplificando el poder de la asociación entre el sector y la universidad para impulsar la innovación en la movilidad.