Los dinosaurios anidaban cerca de los ríos hace 150 millones de años

Un “nido” con más de 80 huevos de dinosaurio permite entender cómo construían los nidos los grandes carnívoros del jurásico y como las catástrofes naturales los destruían

Es la primera vez que paleontólogos, sedimentólogos, geoquímicos y geofísicos trabajan en conjunto para entender mejor una posible estructura de nidificación y abre la puerta a reinterpretar acumulaciones de huevos de dinosaurio de todo el mundo

El estudio ha sido realizado por un equipo multidisciplinar de la Universidad Nova de Lisboa, liderado por Lope Ezquerro (UCM) y dirigido por Miguel Moreno Azanza (UZ), investigadores del grupo Aragosaurus-IUCA, en colaboración con las universidades de Aveiro y Zaragoza

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(Zaragoza, martes, 12 de junio de 2024). Un equipo multidisciplinar de universidades de Portugal y España, liderado por investigadores Aragosaurus-IUCA Unizar, ha estudiado uno de los fósiles más emblemáticos de Portugal, descubriendo cómo anidaban los dinosaurios hace 152 millones de años. El “nido de Paimogo” es una acumulación de casi un centenar de huevos de dinosaurios terópodos allosauroideos, probablemente pertenecientes a la especie Lourinhanosaurus. Algunos de estos huevos contienen unos de los embriones de dinosaurio terópodo más antiguos del mundo.

Esta nueva investigación pretende responder a la pregunta de si una sola hembra puede haber dado lugar a una acumulación de casi un centenar de huevos. Dadas las características del ejemplar, formado por una acumulación desordenada y sin estructuras de nidificación aparentes, el equipo de trabajo abordó su estudio desde un enfoque marcadamente multidisciplinar, realizando estudios sedimentológicos, paleontológicos, geoquímicos y de paleomagnetismo, con objeto de profundizar en los procesos que llevaron a la formación de este fósil singular.

La evidencia paleontológica y geoquímica sugiere que la acumulación incluye huevos de, al menos, dos hembras diferentes, aunque ha sido imposible determinar si los huevos fueron puestos al mismo tiempo o en temporadas de anidación sucesivas. Por otro lado, los estudios sedimentológicos y paleomagnéticos han permitido concluir que los huevos fueron arrastrados y acumulados por una inundación causada por el desbordamiento de un río cercano, que destruyó varias puestas de diferentes orígenes y las transportó, acumulándolas en un área cercana, donde los huevos quedaron atrapados entre la vegetación. Este proceso acarreó la muerte de varias de las crías no natas, que dieron lugar a los fósiles de embriones, únicos en el mundo.

El trabajo tiene implicaciones sobre las estrategias de nidificación de este grupo de dinosaurios carnívoros, entre los que se encuentra el famoso Allosaurus. La reconstrucción de esta acumulación sugiere que los allosauroideos anidaban en montículos de tierra o plantas construidos sobre el suelo, como hacen algunas aves y otros terópodos más modernos, y no en agujeros excavados como otros dinosaurios.

Esta colaboración luso-española sienta un precedente en la forma en la que deben ser analizados los posibles nidos de dinosaurio para confirmar su identidad. Es la primera vez que paleontólogos, sedimentólogos, geoquímicos y geofísicos trabajan en conjunto para entender mejor una posible estructura de nidificación y abre la puerta a reinterpretar acumulaciones de huevos de dinosaurio de todo el mundo.

El estudio ha sido realizado por un equipo de la Universidad Nova de Lisboa, liderado por Lope Ezquerro, profesor de estratigrafía en la Universidad Complutense de Madrid, y dirigido por Miguel Moreno Azanza, docente de paleontología e investigador del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) en la Universidad de Zaragoza, ambos miembros de la Facultade de Ciencias de la Tierra de la Universidade Nova de Lisboa anteriormente, en colaboración con las universidades de Aveiro y Zaragoza. La investigación se ha desarrollado durante cuatro años, financiada por la Fundação para a Ciencia e a Tecnologia de Portugal, a través de los proyectos XTalEggs  y GeoBIoSauria (PTDC/CTA-PAL/31656/2017 and PTDC/CTA-PAL/2217/2021) y la unidad de I+D Geobiotec.

La península ibérica, uno de los lugares más ricos en huevos de dinosaurio a nivel mundial

El “nido de Paimogo”, analizado en este estudio, fue descubierto y descrito en los años 90 del siglo pasado por la pareja de paleontólogos aficionados Isabel y Horacio Mateus. Es uno de los fósiles más emblemáticos de Portugal, hasta el punto de que recientemente se acuñó una moneda conmemorativa de 5 euros dedicada a este ejemplar. Estos huevos pueden ser visitados en la exposición que tiene el Museo de Lourinhã dentro del Parque de los Dinosaurios de Lourinhã, el mayor parque de atracciones sobre fauna extinta de la península. Además, en la sede del nuevo Geoparque Oeste, en el municipio portugués de Bombarral, puede visitarse también una pequeña exposición dedicada a los resultados de esta investigación.

Este nuevo estudio confirma que la península ibérica es uno de los lugares más ricos en huevos de dinosaurio del mundo, con yacimientos únicos como los del jurásico portugués, que se unen a mega yacimientos de huevos de dinosaurio del final del cretácico recuperados en Catalunya, Castilla la Mancha y Aragón. Además del “nido de Paimogo”, en el Museu de Lourinhã, se pueden visitar exposiciones de huevos de dinosaurio en el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (Cuenca), en el centro Dinosfera (Coll de Nargó, Lleida) y el Laboratorio Paleontológico de Loarre (Huesca), donde colaboran actualmente los autores del presente estudio.

Link al artículo en Open Access: https://doi.org/10.1016/j.gsf.2024.101872

 

Imágenes:
1. Huesos de uno de los embriones dentro del huevo. Fotografía. GEAL-Universidade Nova de Lisboa
2. Formación del yacimiento de Paimogo. Varias dinosaurias pusieron sus huevos en una llanura fluvial, y una avenida desmanteló y transportó los huevos con embriones.
3. Rute Coimbra durante la toma de muestras para la geoquímica. Fotografía. GEAL-Universidade Nova de Lisboa.
4. Lope Ezquerro y Carmen Nuñez-Lahuerta examinan uno de los bloques de la puesta de huevos. Fotografía. GEAL-Universidade Nova de Lisboa
5. El yacimiento de Paimogo fue excavado en los años 90 por el equipo del GEAL. Fotografía GEAL.
6. Isabel Mateus, descubridora del yacimiento, observando con una lupa los huesos de los embriones. Fotografía. GEAL
7. Lope Ezquerro durante la extracción de muestras para estudiar el paleomagnetismo. Fotografía. GEAL-Universidade Nova de Lisboa

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