3ª Intervención en el Claustro: Infraestructuras

En nuestra tercera intervención en el claustro universitario del 14 de diciembre, nos centramos en los problemas que tenemos que sufrir con las infraestructuras en diversos centros.
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INTERVENCIÓN: Infraestructuras

Corren tiempos difíciles para aquellos que deben hacer cuadrar los presupuestos. Somos conscientes de las dificultades que atraviesa el rectorado para atender las demandas de la comunidad universitaria en el acondicionamiento de espacios para estudiar, trabajar e investigar. Sin embargo, cuando lo que está en juego es la seguridad física de los miembros de la comunidad universitaria, no cabe otra opción que realizar un esfuerzo suplementario. En diversos lugares de nuestra universidad las deficiencias son manifiestas. Valgan como ejemplo algunos edificios de nuestra universidad.

Así, los pasillos del edificio Torres Quevedo, en el Campus Río Ebro, están salpicados de instalaciones sin tapar y obras sin terminar, con lo que supone un verdadero peligro transitar por estos espacios. Los estudiantes que a diario asisten a clase en este edificio son testigos de las deficiencias en cuanto a la climatización de las aulas, que hacen imposible en muchas ocasiones dar clase. En esas mismas aulas, el mobiliario destinado a los alumnos es totalmente insatisfactorio e incómodo: la inclinación de las mesas en las aulas impide que éstas aguanten ningún objeto. En la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo, así como en otros centros, se dan verdaderas situaciones de hacinamiento en las aulas.
Finalmente, debemos hablar de la Facultad de Filosofía y Letras: allí encontramos una reforma aplazada año tras año, mientras las condiciones de éste edificio, el más deteriorado de toda la Universidad, ponen a prueba el aguante de estudiantes, profesores y PAS. Esperando esta reforma que nunca llega, se han dejado pasar los años: estudiantes a los que se les prometía una facultad nueva en su primer año, son ahora licenciados que ven como su facultad es cada vez más gris, sucia e insalubre. Las obras mínimas de acondicionamiento son pospuestas, con la esperanza puesta en una reforma que no llega. Y mientras tanto las condiciones son insostenibles: no hay espacio para impartir todos los cursos y seminarios que conlleva la aplicación del EEES, y la secretaría se encuentra al borde del colapso por falta de espacio.
La facultad no cuenta con el obligatorio Plan de Autoprotección, la mayoría de las luces de emergencias no funcionan, y diversas salidas para incendios se encuentran bloqueadas. En el sótano de Filología, debajo de la sala de estudio más importante del Campus San Francisco se encuentra un sistema antiincendios prohibido por su peligrosidad. En los últimos años se han notificado plagas de cucarachas, termitas, abejas, pulgas y ratas en diversos espacios del centro. No existe control alguno sobre la temperatura en Filosofía y Letras: en algunas aulas los estudiantes no se quitan el abrigo en clase mientras que en el mismo instante que en otras las ventanas permanecen abiertas para evitar que se ahoguen por el calor. Las goteras son algo común en aulas y despachos, los falsos techos amenazan con desplomarse por problemas de humedad, y el moho crece en diversos rincones. La facultad no ha recibido una mano de pintura en los últimos once años. Dos de los cuatro pabellones de la facultad (Historia y Geografía) son completamente inaccesibles a personas con problemas de movilidad e incumplen la normativa al respecto. Hay pocos ordenadores para los estudiantes del centro, y los estudiantes de Periodismo carecen de un estudio de televisión, básico para su formación.
¿Acaso no somos conscientes de la imagen que está proyectando la Universidad de Zaragoza fuera de nuestras fronteras? La Facultad de Filosofía y Letras con sólo el 8,5 % de los estudiantes de la Universidad de Zaragoza, acoge al 33,9 % de los estudiantes internacionales, que sufren a diario estas deficiencias. Las quejas de estudiantes, profesores y PAS son una constante, y están cargadas de razón.
Desde Estudiantes en Defensa de la Universidad entendemos la inevitabilidad del retraso en la reforma de Filosofía y Letras, pero consideramos vital y de primera importancia la toma de una enérgica decisión en el acondicionamiento a corto plazo de Filosofía y Letras, así como del resto de problemas en las infraestructuras de la universidad antes mencionados.
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