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Tasas, becas y acceso – Entrevista virtual a los candidatos a rector: José María Gimeno

Esta semana hemos planteado a las candidaturas a rector el primer bloque de preguntas de cara a la “entrevista virtual” que pensamos desarrollar a lo largo de la campaña electoral para las elecciones a rector de la Universidad de Zaragoza.   Hoy publicaremos la primera parte de la entrevista a ambos candidatos, cuyo contenido se centra en una serie de temas claves para los estudiantes: becas, tasas, y acceso a la universidad.  Aquí tienes las respuestas que nos ha proporcionado la candidatura de José María Gimeno, decano de la Facultad de Derecho de 2003 a 2010, y catedrático de Derecho Administrativo en este centro.




1. ¿Estaría usted dispuesto a aceptar la subida de las tasas de matrícula por parte del Consejo Social?  ¿Bajo qué supuestos?

No. Entiendo que no es necesaria más allá de la habitual actualización. En todo caso, aceptar o no una hipotética subida de las tasas de matrícula, si es adoptada por el órgano competente para ello no parece la cuestión esencial. Esa decisión, si se adopta descartando nuestros argumentos en contra, que los daremos, deberá acatarse aunque considero, como he dicho, que provocará más problemas que soluciones. Nuestra posición es firme y no depende de supuestos concretos o coyunturas. No nos parece razonable ni socialmente responsable aumentar las barreras económicas al acceso a la enseñana universitaria. Perjudica a todos, especialmente a las familias más débiles.

2. ¿En qué cantidad o porcentaje del presupuesto universitario estaría dispuesto a aumentar las partidas de becas?

No me planteo reducir la actual dotación. En cambio, hemos asumido el compromiso de incrementarla en cuantía equivalente al incremento de tasas que pudiera sernos impuesto por los órganos competentes para ello. Ese compromiso es, igualmente, firme.

3. ¿Qué tipo de becas impulsaría: de colaboración, de excelencia, por situación socioeconómica…?

Actualmente tenemos una política de becas, complementaria de la que realizan otras administraciones, cuyos resultados será preciso evaluar contando, como es lógico, con los diferentes órganos de representación. En todo  caso, sin esa evaluación, con participación, no se afrontará una revisión del modelo actual. Pero entendemos prioritario, especialmente si se impone a nuestra Universidad una subida de tasas, destinar los nuevos recursos a eliminar el efecto barrera que tales incrementos producirían en perjuicio de los ciudadanos con menor capacidad económica.

4. ¿Qué criterios considera más importantes a la hora de conceder una beca: académicos o de renta?

Sin duda alguna, de renta, en el sentido que hemos explicado en nuestras anteriores respuestas. En el marco de la política general de becas de otras administraciones, el esfuerzo que realice la Universidad debe dirigirse de manera prioritaria a eliminar el efecto barrera que pueden producir las tasas académicas para algunas familias. Obviamente, en ese supuesto, los criterios académicos deben actuar de manera complementaria, para garantizar el buen fin de la ayuda que supone la beca, pero no deben resultar determinantes inicialmente para su concesión inicial.

5. Ante una futura situación económica límite, ¿ajustaría el gasto universitario bajando elnumerus clausus, es decir, el número de plazas disponibles en cada carrera para estudiantes de nuevo acceso?

Creo en la autonomía y el buen juicio de nuestros Centros. Son ellos quienes deben proponer criterios acerca del acceso, de manera motivada y razonable que permita su valoración por los órganos competentes. En todo caso, a mi juicio, por difícil que sea la situación económica, hay que preservar de la crisis las decisiones académicas y la organización básica de las enseñanzas que imparte la Universidad. Apuesto firmemente por esto. Debemos por ello tratar de optimizar la gestión y liberar recursos, en la mayor medida posible, para aplicarlos a las funciones esenciales de la Universidad, docente e investigadora. No deberían tomarse decisiones que afecten al acceso a la enseñanza universitaria por razones coyunturales vinculadas a la crisis económica. Nos jugamos demasiado, como Universidad y como sociedad.


Nota importante: Hemos trabajado en todo momento en colaboración con los equipos de ambos candidatos, con el fin de proporcionar a los estudiantes la mayor información posible a la hora de decidir su voto.  Aunque las respuestas pueden no ser citas personales de ambos candidatos, entendemos que son respuestas autorizadas por los equipos de ambos candidatos.

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Europa Press: EDU recoge más de 1.500 firmas “en apoyo a la universidad pública y en contra de los recortes”.

Lee la noticia original aquí

EDU recoge más de 1.500 firmas “en apoyo a la universidad pública y contra los recortes”

ZARAGOZA, 23 Feb. (EUROPA PRESS) -

La plataforma Estudiantes en Defensa de la Universidad (EDU) ha recogido en los campus aragoneses más de 1.500 firmas “en apoyo a la universidad pública y contra los recortes”.

EDU, que ha iniciado esta campaña la semana pasada, ha recorrido todos los centros de la Universidad de Zaragoza. Las firmas han sido recogidas en las propias aulas de la institución académica.

La campaña, planificada antes de los últimos sucesos en educación, surge “del maltrato que recibe la Universidad por parte del Gobierno de Aragón”, han indicado fuentes de EDU.

Para el colectivo estudiantil, este “maltrato” se puede observar en “la paralización de infraestructuras clave como la Facultad de Educación, que se encuentra a medio hacer, el aplazamiento ‘sine die’ de la Facultad de Filosofía y Letras y la duplicación de titulaciones de Huesca y Teruel en la universidad privada”.

El texto que se está firmando es un extracto de un posicionamiento impulsado por “casi todos los grupos de estudiantes, profesores y personal de administración y servicios de la Universidad (PAS) que en estos momentos se está ultimando para incorporar a los pocos grupos que todavía no se han adherido”, han indicado.

Asimismo, la hoja para firmar también se puede descargar del blog de EDU.

Estudiantes en Defensa de la Universidad que nace como una coalición electoral formada en 1995 por Movida (Movimiento por los Derechos del Alumnado), se encuentra vinculado al Departamento de Juventud de UGT-Aragón.

 

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Moción 1: La inaplazable reforma de la Facultad de Filosofía y Letras

Iniciar las obras contempladas en el proyecto de reforma de la Facultad de Filosofía y Letras.


Explicación:

Hace más de un año, un informe sobre las deficiencias de seguridad realizado por el personal de administración y servicios de la Facultad de Filosofía y Letras, y que compartieron con nuestro colectivo, alertaba de que este centro ya no podía seguir considerándose un lugar seguro para estudiar y trabajar. Las deficiencias eran tan graves que ya no era una cuestión de comodidad, sino de seguridad física. La Universidad, acuciada por sus dificultades presupuestarias, había pospuesto una vez más la reforma de esta facultad. En nuestra opinión, la situación era crítica. En la anterior sesión del claustro, presentamos y se aprobó por unanimidad una moción en la que establecía que “La Universidad debe desarrollar a corto plazo un plan de acondicionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras”.

Nos encontramos de nuevo 363 días mas tarde, 363 días, y este plan de acondicionamiento se ha limitado a medio techo nuevo, algún que otro cubo de pintura, y enchufes para los portátiles de los alumnos, poco más. Mientras tanto, 363 días de frío o calor excesivos, 363 días con materiales arqueológicos y archivos valiosos que continúan en el suelo, y alumnos desperdigados por más de veinte aulas en diferentes edificios del campus San Francisco. Se han sucedido dos concentraciones de la comunidad universitaria, la segunda tras el derrumbe de un falso techo el 25 de octubre. Mas de veinte artículos han aparecido en la prensa escrita, dañando la fama de esta institución. Este centro, que ya era el que más titulaciones tenía antes de los nuevos planes de estudio, tiene que hacerse cargo de nueve titulaciones en extinción, diez nuevos títulos de grado, once doctorados y trece títulos de master, y los nuevos espacios no aparecen por ningún lado.

Es innecesario extenderse más en este punto, todos somos conocedores del decadente estado de las instalaciones del centro. En la anterior sesión del claustro dedicamos una intervención a exponer la vergonzosa situación en la que conviven estudiantes, profesores y personal de administración y servicios de Filosofía y Letras. Tras aprobarse una moción, se han echo una serie de reformas parciales e insuficientes, que no garantizan el adecuado acondicionamiento que pretendían. Los problemas de seguridad y de salubridad en este centro persisten, y la única opción es la reforma integral y urgente del Centro a corto plazo.

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Intervención 4: Deficiencias en infraestructuras y servicios

Señor Rector, señoras y señores claustrales,

¿Qué es una universidad? El primer español en responder a esta pregunta, Alfonso X el Sabio, la definía de manera simple y certera: una universidad es “un ayuntamiento (es decir, una unión) de maestros y alumnos”. Así, sin profesores ni alumnos (y sin personal de administración y servicios), no hay universidad. Puede que esto bastara para el viejo rey, pero nosotros añadiríamos a la definición que dicha unión de profesores y alumnos necesita un lugar donde cobijarse y donde sentirse cómodos. Y, hoy en día, muchos estudiantes, y suponemos que también muchos profesores y miembros del personal de administración y servicios, no se sienten cómodos con el lugar donde estudian, trabajan e investigan. Y esto es porque existe un claro déficit de calidad tanto en espacios como en servicios.

Seamos sinceros, las mejoras son necesarias en la práctica totalidad de los centros. Las aulas actuales no se construyeron con el modelo de enseñanza definido por el Espacio Europeo de Educación Superior. Frecuentemente, los espacios están sobredimensionados para el actual tamaño de los grupos. Curiosamente, en otras ocasiones se da el fenómeno contrario, y ni siquiera cabe el grupo entero. La iluminación de las aulas no es ni práctica ni eficiente. En muchas clases en las que debes trabajar con ordenador no hay enchufes para todos o están colocados en los lugares más inaccesibles. El mobiliario de clase es francamente incómodo en la mayoría de los casos, y es rara el aula que permite un uso generalizado de portátiless. Más aún, en la mayoría de los casos es imposible el trabajo en grupo o cualquier tipo de docencia dinámica. Todo esto es grave cuando consideramos que repercute muy seriamente en nuestra capacidad de estudio. ¿Cómo nos vamos a sentir cómodos, si es de lo más normal que en nuestros centros de estudio en algunas aulas se esté a más de 27 grados en invierno mientras otras no llegan a 16? Esto es un derroche energético que debe corregirse instalando termostatos y mejorando el aislamiento. Y en la misma línea de ahorro y eficiencia, es necesario revisar las instalaciones eléctricas y de fontanería de muchos centros. Muchos servicios de la universidad desperdician litros y litros de agua por el uso ineficiente de sistemas de sensores de movimiento.

Tampoco el capítulo de los servicios es perfecto. Sería necesario crear más espacios para el deporte, y más puestos de de biblioteca y salas de estudios. Del mismo modo, el servicio de reprografía es francamente mejorable: debe aumentarse la gama de oferta, hacer más sencillo y uniforme el sistema de recepción de archivos y en muchas ocasiones renovar las máquinas ó ampliar su espacio. Debe acordarse, que como política general de la Universidad, las secretarías de los centros deberían abrir por la tarde al menos un día a la semana. Sólo así podrías empezar a hablar de conciliación entre la vida estudiantil y laboral sin que nos tener que aguantar la risa. Hoy en día, muchos, muchísimos estudiantes deben faltar a su puesto de trabajo, hacer malabarismos, para realizar hasta el más sencillo trámite en la Universidad.

Además de estos problemas comunes, endémicos, en esta institución, nos encontramos con asuntos específicos de cada centro que permanecen año tras año a pesar de las quejas de los estudiantes. Dando un paseo rápido, vemos que en el edificio Paraíso de la Facultad de Economía los asientos son sillas de tortura. En Salud y Deporte de Huesca no hay ningún ascensor ni adaptación para una persona con minusvalía a partir del primer piso. El edificio de Bellas Artes de Teruel aun no esta en funcionamiento, el de Educación de Zaragoza todavía en construcción. Filosofía y Letras sigue esperando su reforma, y los estudiantes, lectores o no de Dante, abandonan toda esperanza al entrar. En muchas bibliotecas conseguir un libro especialmente solicitado es una odisea o un milagro, y muchos centros carecen de cafetería. En la Escuela Politécnica Superior de Huesca el transporte es escaso, y su coste inasumible para muchos estudiantes. Y un largo etcétera en todos y cada uno de los centros.

Existen quejas, y los estudiantes planteamos soluciones. Queremos colaborar a la hora de mejorar los servicios e infraestructuras de una institución que también es nuestra, nosotros somos parte de esta unión de maestros y alumnos. Pero a pesar de las quejas y las propuestas, las soluciones no llegan. Queremos recordar que el año pasado Estudiantes en Defensa de la Universidad presentó una moción en la que se solicitaba la elaboración de un Plan Integral de Movilidad Sostenible, que recogiera una serie de medidas como convenios con Renfe y empresas de transporte, más diálogo con los ayuntamientos para racionalizar y mejorar el transporte público hacia los campus, y una serie de medidas adicionales para fomentar el uso de medios de transporte ecológicos y eficientes. Esta moción fue aprobada. Más tarde, en los presupuestos, presentamos una enmienda solicitando que se dotase con 643.168 € dicho plan, en la que además sugeríamos como podían liberarse recursos de otras partidas presupuestarias para este fin. Dicha enmienda fue rechazada por el Consejo de Gobierno. O bien existe otra manera de desarrollar este Plan Integral de Movilidad Sostenible sin presupuesto (y en tal caso nos gustaría saber cómo y, sobre todo, cuándo), o bien el Consejo de Gobierno hace oídos sordos a las decisiones de este claustro sin dar explicaciones. Un año más tarde seguimos reivindicando el cumplimiento de esta moción.

Puede que en la Edad Media una universidad fueran un puñado de maestros, un centenar de alumnos, y una o dos estanterías de libros. Pero hoy en día los estudiantes pedimos más. Puede que seamos exigentes, pero pedimos cosas razonables: un lugar cómodo donde estudiar, y los servicios necesarios para ello. Somos conscientes de que corregir todos los problemas de infraestructuras y servicios es complicado, y que no siempre se dispone de los recursos suficientes para ello. Sin embargo, muchas propuestas de las que hemos citado apenas suponen firmar un convenio o realizar una pequeña inversión, y en muchos casos supondrían un claro ahorro a medio y largo plazo. Por ello, instamos al equipo rectoral a:

- Realizar un plan integral de infraestructuras y servicios a nivel de toda la Universidad que cuente con la participación de los estudiantes.

- Instar a los equipos de dirección de las facultades y escuelas a realizar un plan de infraestructuras en sus centros que cuente con la opinión de los estudiantes.

- Cumplir con la moción de transporte aprobada por el claustro el año pasado.




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Intervención 3: Problemas y mejoras en la docencia y en la calidad educativa

Señor Rector, señoras y señores claustrales,

A pesar de ser estudiantes, o precisamente por ello, pocas cosas nos son más cercanas que los problemas en la calidad de la docencia. Sabemos que nos encontramos actualmente en un momento de transición. Pero también es cierto que rara vez en los últimos años en hemos podido decir que la universidad española atravesaba un proceso de placidez o de consolidación normativa. Las reformas se han sucedido una tras otra. Los miembros de esta comunidad universitaria hemos estado pendientes continuamente de éstos incesantes cambios. A veces era un ultimísimo proyecto de modernización que nos dejaba igual de modernos que antes. Otras, un novísimo plan de estudios que venía a trastocar todo, pero que luego nada cambiaba. En ocasiones, lo que tocaba era un necesario cambio en los estatutos de nuestra institución, que sigue en el fondo aferrada a esa tradición decimonónica, tan venerable como superada, que simboliza en lo físico su Paraninfo.

Sin embargo, todos coincidiremos a la hora de afirmar que el proceso de Convergencia Europea ha sido, en su conjunto, el proyecto de reforma universitaria que más profunda y diversamente ha venido a trastocar los pilares y los consensos tácitos sobre los que se sostenía la universidad española. Podemos disentir sobre si éste o aquel cambio ha sido para mejor o para peor. A nosotros, a nuestra candidatura, a los estudiantes progresistas, éste ambicioso proceso de reforma nos recordaba al viejo anhelo de los regeneracionistas, su llamada a europeizar España. Al borde del centenario de la muerte de Joaquín Costa, resonaban con fuerza sus palabras, su llamada a prender fuego, retóricamente, “a la vieja Universidad, fábrica de licenciados y proletarios de levita”, y a edificar sobre ésta “la Facultad moderna, cultivadora seria de la ciencia, despertadora de las energías individuales, promovedora de las invenciones”.

Lamentablemente, el proceso de implantación del Espacio Europeo de Educación Superior no ha sido fácil, ni tampoco puede calificarse como correcto. El causa externa es la falta de presupuesto, de recursos económicos. ¿Qué facultad moderna vamos a edificar, si actuaciones indispensables como la reforma de Filosofía y Letras languidecen año tras año hasta apurar la paciencia de todos? Pero no nos engañemos, existe una causa interna, soterrada, que adquiere tanta o más relevancia a la hora de explicar las enormes deficiencias que venimos observando en la aplicación de los nuevos planes de estudio. Esta causa soterrada es el inmovilismo y la falta de modernidad e innovación en la docencia. Quizá estemos demasiado pegados a lo antiguo, y que repitamos esquemas nocivos por la simple costumbre y por la falta de curiosidad e inventiva.

Así, son muy diversos los fallos que identificamos en la organización de la docencia de nuestra institución. La metodología de las clases ha variado muy poco, y se nota cierta incomodidad entre algunos profesores a la hora de salir del reducido campo pedagógico de la clase magistral tradicional. Los espacios para la docencia no son adecuados, especialmente cuando hablamos del trabajo en seminarios o a la hora de usar portátiles. Son frecuentes los malentendidos a la hora de definir el concepto de evaluación continua: algunos profesores se centran en obligar a los alumnos a asistir a todas y cada una de las clases, en vez de favorecer su trabajo personal y continuo. ¿Debemos entonces asistir a todas las clases, para acabar oyendo la lección de siempre? ¿Cuanto más seguiremos siendo los expectadores mudos de una representación académica formalista?

Las nuevas tecnologías se usan poco y mal en nuestras aulas. Pero sus ventajas a la hora de potenciar la colaboración entre alumnos, y entre éstos y el docente, son claras y manifiestas. Los resultados obtenidos en las encuestas sobre la calidad de la docencia y los estudios sobre las tasas de suspenso tienen un efecto muy limitado, y esto repercute negativamente en la mejora de la calidad de la enseñanza. Los planes de estudio deben revisarse con más frecuencia, arañando mejoras año a año. No es ningún secreto que los criterios de evaluación de muchas asignaturas no se publican antes del período de matrícula, como es obligatorio de acuerdo a la normativa vigente. Algunas asignaturas son impartidas en su titulaciones, especialmente en los campus periféricas son impartidas casi en su totalidad por profesores asociados, lo cual nos sorprende y nos parece poco serio. También es frecuente que algunos departamentos no logren, curso tras curso, proporcionar profesores para todas sus asignatura en septiembre, empezando en ocasiones las clases ya mediado noviembre. ¿Qué calidad esperamos lograr, empezando las clases con meses de retraso? Más aún, existen pocas y limitadas oportunidades para que los estudiantes se inicien en labores de investigación, o para que colaboren con empresas, o para que creen sus propios proyectos dentro de su proceso de aprendizaje.

 No queremos con esta intervención decir que todo se ha hecho mal, antes al contrario. Frente al fracaso que algunos profetizaban, frente a las visiones catastrofistas y casi apocalípticas que se habían difundido, en los últimos años hemos visto numerosas mejoras. El aumento sostenido en el número de becas ha permitido a numerosos estudiantes concentrarse más y mejor en sus estudios. El curso pasado se concedieron 5.332 becas públicas de diverso tipo, con una inversión final de unos 15,8 millones de euros. Muchos estudiantes han podido acceder por fin a estudios de postgrado gracias a la extensión de las becas públicas a esta fase de la enseñanza, a la vez que la mayoría de los masters se han abaratado al convertirse en estudios oficiales. Celebramos también que la participación activa de los estudiantes en la elaboración y evaluación de los nuevos planes de estudios haya sido la tónica general. Y confesamos con satisfacción que vemos día a día como muchos profesores han hecho suya la filosofía innovadora de los nuevos planes de estudios, a pesar de que esto pudiera suponer una labor adicional a la hora de la gestión académica.

Haciendo balance, vemos que la polémica entre Ortega y Unamuno, el debate entre europeizar España o españolizar Europa, carece ya de sentido. Las propuestas de “españolizar” el nuevo sistema europeo, realizando meros cambios superficiales y manteniendo viejos esquemas ya caducos, denotan un pensamiento conservador y cortoplacista. Creemos que ése es el camino erróneo. La universidad española sólo ha avanzado cuando se ha abierto al exterior, a las innovaciones, a la ciencia y a la cultura común de progreso y libertad que compartimos con todos los pueblos de Europa. No podemos cometer otra vez el error histórico de exclamar “¡Que inventen ellos!”.

Concluyendo, creemos que en estos momentos hemos alcanzado un punto intermedio en el proceso de Convergencia Europea, y podemos todavía tanto tener éxito como fracasar. Es cierto que el aumento en los recursos económicos es imprescindible, pero esto depende en buena medida de acuerdos con otras administraciones. Sin embargo, la mejora en el día a día de la docencia depende únicamente de nosotros, los miembros de esta comunidad universitaria, y por lo tanto de nosotros mismos depende en última instancia nuestro triunfo o nuestro fracaso.

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